La reflexión de hoy

Tener aspecto de carnada

Un investigador acostumbrado a relacionarse con los animales, se disponía a sumergirse en las profundidades del mar con la finalidad de nadar junto a los tiburones, que, al parecer no tenían la costumbre de atacar a los hombres. Era valiente, si podemos decirlo así. No obstante, una de las precauciones que debía tomar era la de sumergirse lo más pronto posible, pues, mientras flotara en la superficie tendría un aspecto de carnada atrayendo los filosos dientes de los tiburones.

Esto me hizo pensar en los parecidos con la vida cristiana. Hay paralelos interesantes que nos dan una vital lección. La vida cristiana no puede ser superficial. Lo que nos enseña la Escritura es que debemos abundar más y más en lo que agrada a Dios. Sumergirse en las profundidades de la Biblia. Ese conocimiento e intimidad con Dios requiere dedicación, disciplina y constancia. La Palabra nos exhorta: «Antes bien, creced en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo…» (2P 3:18).

Sin embargo, hay quienes se empeñan en solo nadar en la superficie. Sus vidas, matrimonios y relaciones en general nunca mejoran por ese conformismo que impide hacer las cosas más y mejor. Insisten en aparentar ser carnadas y posiblemente lo sean en cualquier momento. Por favor, cuídese.

Eduardo Padrón https://www.instagram.com/p/Csn5o4muvFP/?igshid=MTc4MmM1YmI2Ng==

Antes de repetir algo

LA REFLEXIÓN DE HOY

Antes de repetir algo Uno de nuestros más frecuentes errores es repetir lo que oímos decir a otro. Esto no solo es dañino, sino que armamos una cadena interminable con el rumor. ¿Qué debemos hacer? Sócrates por ejemplo, cuando uno de sus discípulos le traía una opinión adversa o malvada en su contra le decía: «¿Ya hiciste pasar a través de las tres barreras lo que me va a decir?» A lo que el sorprendido discípulo respondía -¿Qué son las tres barreras?- Acto seguido el sabio le explicaba que la primera barrera era la de la VERDAD. ¿Es verdadero en todos sus puntos? La segunda barrera es la de la BONDAD. ¿Lo que quieres decir es por lo menos bueno? Y la tercera barrera tiene que ver con la necesidad. ¿ES NECESARIO QUE ME CUENTES ESO? Así que Sócrates sonreía y decía: -Si no es VERDADERO, ni BUENO, ni NECESARIO… sepultémoslo en el olvido.

Una actitud como esta es encomiable, digna de imitar y siembra la vida de felicidad y armonía. «Así que, sigamos lo que contribuye a la paz y a la mutua edificación».

Eduardo Padrón https://www.instagram.com/p/CslWhtsLk-C/?igshid=MTc4MmM1YmI2Ng==

Una santa transacción

UNA GOTA DE SABIDURÍA

“Dos cosas te he demandado; No me las niegues antes que muera: Vanidad y palabra mentirosa aparta de mí; No me des pobreza ni riquezas; Mantenme del pan necesario; No sea que me sacie, y te niegue, y diga: ¿Quién es Jehová? O que siendo pobre, hurte, Y blasfeme el nombre de mi Dios”. (Pro 30:7-9)

Una lectura llana de estos versículos nos muestra que el proverbista tenía claros sus temores: no quería vivir en la ilusa vanidad, caer en el engaño de los malhechores ni llegar a los riesgosos extremos de la pobreza y la riqueza. Sin embargo, hay que evitar caer en ese enfoque que solo se basa en peticiones con expectativas de bienestar sin el pago de un precio. Eso nos dejaría con una incondicionalidad viciosa y con una religión de privilegios sin demandas. Hay grupos que crecen por esta razón.

Dios nunca deja de amarnos, pero no es coherente que conceda peticiones cuando se desoyen sus leyes. De hecho, los versículos precedentes hablan de “toda la palabra de Dios”, declaran que son firmes y dignas de confiar y que “Él es escudo a los que en él esperan”. El proverbista no pide algo ignorando las demandas. Es una santa transacción.

Tres cosas resaltan en estos versos. Una, que es un asunto de toda la vida, “No me las niegues mientras viva” traduce la Biblia Textual. Dos, que conocerse a sí mismo (temores y debilidades) evita la inútil ambigüedad al orar. Y finalmente, señala que un sano conocimiento bíblico nos librará del autoengaño.

Por tanto, nuestra gota de sabiduría nos anima a confiar en un Dios amoroso y fiel, pero sin falsas expectativas. Podemos pedir con confianza cuando esta descansa en su Palabra. ¿Qué piensas?

Eduardo Padrón