Un ensayo sobre la ceguera

Ayer terminé de leer el interesantísimo libro escrito por José Saramago (1955-1998) titulado Ensayo sobre la ceguera. Personalmente no sé si catalogarla como de suspenso o si sencillamente es una figura amplia y bien dibujada que muestra la forma tan particular que tienen los artistas y poetas de usarlas cuando desean ir más allá de las palabras. Pues eso es lo que creo que hizo Saramago, empleó una parábola para dibujar la ceguera humana más allá de la física, la del egoísmo, las bajezas y aprovechamientos que afloran en tiempos de desdicha nacional.

En su obra el autor no le da un nombre a ninguno de sus personajes. Solo los menciona como el médico, la mujer del médico, la chica con los lentes oscuros, el hombre con el trapo en la cabeza y hasta el perro que solo lo distingue de los demás por ser el perro de las lágrimas. Así que cada personaje puede representar a cualquiera en la vida real.

Sin embargo, ya sea por el inmenso contraste como por las opciones que no son muchas, hay un personaje igualmente sin nombre que se distingue pues en un mundo de ciegos solo esa persona no pierde la visión nunca. Tal bendición se convierte en una maldición al tener que contemplar el sórdido paisaje que le rodea lleno de hediondez y descomposición. Es quien tiene que enfrentarse al duelo entre el bien el mal, entre el servir o aprovecharse de la situación. Personaje singular, el verdadero sol que canaliza su luz aunque a veces le queme.

Al final queda claro que hay una ceguera mucho más penosa que la física, comparable incluso con la muerte.

Es la parábola de los ciegos que caminan con su incompetencia inconsciente para recordar a Maslow y de los que viendo no ven recordando lo que dijo el Señor Jesucristo. Las palabras finales son lapidarias y conclusivas: “Creo que no nos quedamos ciegos, creo que estamos ciegos, ciegos que ven, ciegos que viendo, no ven”.

Una gran lección le espera al lector de este fascinante libro. Aunque ya se intuya que hay una ceguera en el mundo en el que los ciegos solo vean la oportunidad para darle rienda suelta a sus egoísmos y bajezas.

Buen libro. No perderá su tiempo al leerlo.

EPadrón