¿Qué significa Juan 20:22?


Si hay algo especial para un cristiano es que la Biblia sea interpretada lo más sanamente posible. Sin embargo, un deseo tan encomiable como este, no siempre haya una también sana concreción en la práctica. Y este es el caso de Juan 20:22 que en nuestra Reina-Valera nos dice: “Y habiendo dicho esto, sopló, y les dijo: Recibid el Espíritu Santo.” ¿Qué significa realmente este versículo? 
No creo que, incluso con una exégesis pobre, la interpretación permita tanta licencia como para llegar al límite de una herejía. Por tanto, y dado que tal exégesis está dentro de lo razonable, es lógico pensar que pueda prestarse para el error. Así que solo formularé una pregunta, ¿significa que los discípulos recibieron el sello del Espíritu Santo o una experiencia previa que debamos generalizar?

Lo que primero deseo decir es que la enseñanza bíblica generalizable son los principios que tienen ese carácter de universalidad y  atemporalidad que no caduca ni cambia nunca. Creo que tales enseñanzas son en un gran porcentaje inherentes a los atributos divinos y es lo que este versículo no tiene. Sucedió, sí, sin embargo me pregunto si debemos darle un carácter descriptivo o prescriptivo, pues, eso determina si es una enseñanza generalizable o no. 

Hay quienes afirman que este fue el sello del Espíritu Santo. Sin embargo, y para ser honestos e íntegros con el análisis bíblico, el texto mismo no alude tal cosa ni lo implica. Además, carece de otros pasajes que lo indiquen.  Por tal motivo, la prudencia es lo recomendable; hay que evitar lo que sería peor: llegar a conclusiones marcadas por las predisposiciones teológicas. 

Que no puede ser el Sello del Espíritu Santo es evidente porque el sello es el mismo Espíritu y este descendió posteriormente en Pentecostés (Hechos 2), y porque a partir de allí, el sello se recibe cuando se cree (Efesios 1:13). Además, la promesa dada por el Señor es clara y determinante y nos muestra que fue cumplida después de su partida:

  • “Esto dijo del Espíritu que habían de recibir los que creyesen en él; pues aún no había venido el Espíritu Santo, porque Jesús no había sido aún glorificado.” (Juan 7:39)
  •  “Pero yo os digo la verdad: Os conviene que yo me vaya; porque si no me fuera, el Consolador no vendría a vosotros; mas si me fuere, os lo enviaré.” (Juan 16:7)
  •  “He aquí, yo enviaré la promesa de mi Padre sobre vosotros; pero quedaos vosotros en la ciudad de Jerusalén, hasta que seáis investidos de poder desde lo alto.” (Lucas 24:49)  

¿Qué recibieron entonces los discípulos cuando el Señor sopló sobre ellos? Dado que no es posible afirmar categóricamente que fue el Espíritu Santo, pues no hay evidencia posterior de ello, el significado tendría que ser un acto muy parecido a Génesis 2:7 cuando Dios sopló aliento de vida al hombre. La vieja creación comenzó con un soplo de Dios y ahora la nueva también comienza con el soplo del Señor sobre sus discípulos. Sería el adelanto de todo lo que significaría tener al Espíritu Santo en la vida: nueva vida, arras, dirección, poder, iluminación, guía a toda verdad, consuelo y el sello de la esperanza para cuando venga el Señor por segunda vez.

Así, pues, no es conveniente otorgarle un carácter de enseñanza generalizable a Juan 20:22 y menos aún, determinar su significado en base a una predisposición teológica. Lo más sabio y piadoso es aceptar la exégesis sana proveniente de una hermenéutica sana que nos aconseja a no llegar a conclusiones categóricas y generalizables cuando no hay suficiente evidencia para ello. 

Si lo que está claro es que el Espíritu sería enviado después de la partida del Señor, entonces Juan 20:22 no puede significar que es el sello del Espíritu, sino el anuncio tal vez simbólico, de la nueva vida y la comisión que sería ineludiblemente llevada y cumplida con la presencia del Espíritu Santo que descendería en Pentecostés. 

Eduardo Padrón