Fiel en lo poco


Ser fiel en lo poco parece llevar la idea de hacer algo de poca importancia. Suele suceder en una empresa. Pero en la obra del Señor es distinto tanto en la importancia del llamado como su relación con el fruto. “No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí y os he puesto para que vayáis y llevéis mucho fruto…” (Juan 15:16). Convengamos que entre uno y otro hay un tiempo de formación y esfuerzo. No se trata de “soplar y hacer botella”. Un obrero fiel no surge de un gesto mágico, sino del yunque divino. “El que es fiel en lo muy poco, también en lo más es fiel…” (Lucas 16:10). La vida cristiana es así, no comienza con mucho sino con poco.

El diccionario dice que una persona fiel “es constante en sus ideas, afectos u obligaciones y que no defrauda la confianza depositada en ella”. Hablamos de un fiel amigo, de un esposo y una esposa fiel, una balanza fiel y de un creyente fiel. Son personas y cosas con un denominador común que, lamentablemente, no es hoy tan común.

Es posible caer en el descuido cuando creemos que nuestro trabajo es pequeño. Sin embargo, la fuerza de esas cosas pequeñas realizadas con constancia es grande. Un trabajo en la obra de Dios puede ser poco, pero nunca insignificante. El Señor no lo vio así. Sus palabras están llenas de ánimo y lucen como una promesa: si eres fiel en lo poco, también lo serás en lo mucho.

Por tanto, ningún trabajo en la obra es desestimable. Dios te llamó para que comiences en lo poco, y allí debes dar frutos hasta que te ponga en lo mucho. Pero recuerda: sé siempre fiel.

Eduardo Padrón

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